Que se sienta el latido

«…Cualquier cosa es un camino entre cantidades de caminos… No hay afrenta, ni para ti ni para otros, en dejarlo si eso es lo que tu corazón te dice. Pero tu decisión de seguir en el camino o de dejarlo debe estar libre de miedo y de ambición. Te prevengo…»(*)



Una historia de esas, de creer o… Yo creo.


No sé bien si uno encuentra a los libros, o viceversa. Como casi todo en la vida, debe ser una avenida cósmica de dos manos, con alto tráfico y estaciones de sincronía a mitad de camino. A veces están ahí, juntando tiempo, hasta que…


Un día se me ocurrió vender inciensos naturales, los de mi marca preferida. Como no estaban en Rosario, me contacté con el dueño, le compartí mi propósito, nos intercambiamos algunos mensajes y con una amabilidad que extrañaría a muchos, accedió a que nos reunamos para escuchar mi propuesta, que tenía título, subtítulo, y nada más.


Buenos Aires, 10 de octubre de 2014. Sin conocernos, estuvimos tres horas hablando sin parar, la mayor parte del tiempo de la vida, porque mi propuesta de negocios tenía dos renglones. Esa charla precipitó algo, que no fue mi tienda de “humitos marpampeanos” en mi Rosario natal, pero que sin duda se cocinó a la vera de sus resinas.


«…Mira cada camino de cerca y con intención. Pruébalo tantas veces como consideres necesario. Luego hazte a ti mismo, y a ti solo, una pregunta… Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ninguna parte. Son caminos que van por el matorral…»(*)



Si hay algo que hacen bien las redes sociales es rememorar, para que no olvidemos nunca las curvas del sendero. Un 16 de noviembre de 2014, entendí que solo me debía una tienda: la de historias que nacen en manuscrito. Abrí una fan page y empecé de menos cero a hacer de una pasión, un oficio hermoso, que me trae tantas satisfacciones y me ayuda a cumplir sueños.


Esa charla fue un portal. Entre flashes y frases, recuerdo la recomendación del libro en cita. También recuerdo haberlo comprado, casi de inmediato y leerlo. Entendiéndolo a veces, otras no tanto. El mensaje estaba claro.


Pero no fue sino hasta este año que saltó de mi biblioteca otra vez, por otra línea de sucesos que me resisto a pensarlos casuales y desconectados, porque ahora sí, veo el mapa completo, con el hilván de los hechos a la vista y brillando.


“Si tu sueño es escribir, hacelo” me dijo Hernán, el dueño de Harmonía Mundi en ese momento, con sus sólidos valores sobre la mesa. El no quería expandir el mercado más allá de lo que ya abordaba y podía abastecer con la cadencia de su propia filosofía, y hoy entiendo que yo sólo quería sus “humitos” inigualables para mis rituales narrativos.


Y pensar que muchos todavía creen que está mal hablar con extraños…


«… ¿Tiene corazón este camino? Si tiene, el camino es bueno; si no, de nada sirve. Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte, el otro te debilita…»(*)



Feliz, entonces, de que Mundo Pimp! de mi corazón tenga su día para volver a girar alrededor del sol. Durante años no tuve clara esta fecha ni su edad, y vino a revelarse durante este 2020, año de grandes saltos de fe.


Sí, todo empezó a cambiar cuando nació mi primera hija, y quizá el trío de cuentos que autoedité allá y entonces fue un mojón; tal vez registrar la marca fue un acto fundacional y la cosa se puso seria con esta casita web y mis mentorías cruzando el charco grande y el cambio horario… Pero naciste ahí, el 16 de noviembre de 2014, cuando decidí tímidamente empezar a mostrarle al mundo, mi mundo.


Hete aquí el éter que lo precipitó. Heme aquí emocionándome con mi oficio, una vez más.       

                   

Ro.


PH Diego Bontempo


(*) «Las enseñanzas de Don Juan» – Carlos Castaneda.

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